Y la idea de estar en esa casa, con los padres de ambos en las habitaciones contiguas, los excita tanto que en un abrir y cerrar de ojos están desnudos bajo las sábanas y se pierden entre abrazos confusos, suspiros rebeldes y caricias prohibidas. Una sonrisa, una boca abierta, ese dulce placer, ese deseo perfecto y esas dos lenguas que hablan de amor en la penumbra.
Scusa ma ti chiamo amore.
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