Estabas sumida en la lujuria, en la pasión... Eso es lo que recuerdo de nosotros, las madrugadas eternas vestidas de besos poderosos, que lo significaban todo... Pero ahora me encuentro sólo, hundido en la agonía de ver como te evaporaste de entre mis manos, de como tu piel abandonó la mia sin un adiós; de tu mirada, que tan dulcemente me regalaba amor... Y sigo preguntándome, después de tantos meses, dónde estas... dónde están tus labios que buscaban mi boca ardiente entre sábanas de verano para robarla, para robarme.
Nos perdíamos en unas noches infinitas, dónde el placer se apoderaba de una habitación que nos acogía, para dar rienda suelta al deseo. Pero ya no me queda nada de ti... Me despierto en mitad de la noche y no tengo a quién abrazar, a quién amar.
Nos perdíamos en unas noches infinitas, dónde el placer se apoderaba de una habitación que nos acogía, para dar rienda suelta al deseo. Pero ya no me queda nada de ti... Me despierto en mitad de la noche y no tengo a quién abrazar, a quién amar.
Ayer.

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