jueves, 24 de noviembre de 2011

Condensación.


Me doy la vuelta y ahí estás tú. Te encuentro bañada de mi, entre sábanas grabadas durante la nocturnidad estrellada con nuestros nombres, con nuestras caricias. Te veo así, tan quieta, tan tranquila, tan paciente, tan irónica. 
Cuando hace apenas unas horas no eras más que un mar de pasiones exuberantes nacidas de entre el calor corpóreo del que nos envolvimos en el clímax de la madrugada y el sabor salado que dejaste que cubriese hasta el más recóndito milímetro de tu piel, permitiéndome hundir mi lengua en ese dulce sabor a ti, en esos resquicios de placer y lujuria.

Empañemos la noche.

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